Hace unas semanas, el telescopio Horizonte de Eventos (EHT, por sus siglas en inglés) develó la primera imagen de Sagitario A* o simplemente SgrA*, un agujero negro supermasivo que se encuentra en el centro de nuestra galaxia. Un hecho que fue considerado verdadero hito por la comunidad científica, a raíz de la gran dificultad que implica fotografiar este tipo de objetos astronómicos.
A raíz de este descubrimiento han aparecido muchos comentarios del tipo: “¿Para qué sirve todo esto? ¿En qué nos afecta a quienes no somos científicos?” Una imagen como esta viene a confirmar que todo aquello que pensábamos que estaba en el centro de nuestra galaxia no era una simple suposición, sino que se trataba de algo real y que todos los modelos teóricos que habían sido usados hasta ahora son correctos. Uno de los más conocidos es el de la Relatividad General de Albert Einstein. Ese de aquel físico de pelos desordenados que definitivamente logró crear en ecuaciones todas las herramientas para entender lo que conocemos.
En términos prácticos, la obtención de la imagen de SgrA* comprende un esfuerzo nunca antes visto en cuanto a colaboración científica a lo largo de todo el mundo. En números, más de 300 científicos, 80 instituciones, 8 radiotelescopios y 5 años de trabajo permitieron hacer posible esta gran hazaña tecnológica.
Pero se podría seguir con la duda: “¿En qué nos afecta esto?” Aquí va un ejemplo: la misma teoría de la Relatividad de Einstein -que fue parte de lo que corroboró la imagen de SgrA*- es la herramienta utilizada para desarrollar los GPS, que nos ayudan en tiempo real a saber en qué lugar nos encontramos en la Tierra y nos permiten encontrar una dirección rápidamente. Además, el almacenamiento de datos logrado para obtener la imagen de SgrA* permitirá tener computadores cada vez más poderosos y a menor costo.
Que la Astronomía traiga réditos en la vida cotidiana no es historia nueva. Nuestros padres y abuelos recordarán la proeza del primer hombre que pisó la Luna en el año 1969. Desde hace 50 años, los equipos encargados de estas misiones, buscan la manera de optimizar, tanto el tiempo de vuelo, como los elementos que van dentro de la nave. ¿Se imaginan pasar días encerrados en un espacio muy reducido con un par de personas más? Bueno, los astronautas estuvieron tres semanas simulando esa condición para poder adaptarse a una misión que, claramente, era el viaje de su vida. Esto llevó a desarrollar herramientas tanto psicológicas, como prácticas para que la misión no fallara.
Algunos ejemplos que podemos mencionar son los teléfonos inteligentes o los computadores más compactos. Sí, el mismo aparato en que estás leyendo este artículo fue producto de ese ambicioso desafío. Pero, no sólo eso, en el área de la Medicina, los termómetros infrarrojos -los que ahora nos toman la temperatura en cada lugar-, las resonancias magnéticas y hasta el purificador de agua que tenemos en casa son parte de las creaciones realizadas en este contexto. Efectivamente, podríamos hacer una lista bastante larga de todas estas cosas.
Si el viaje del hombre a la Luna generó todo estos beneficios, hay que pensar que sucederá cuando se vayan los primeros astronautas al planeta Marte, una misión que se está desarrollando en este momento y que se espera -en el mejor de los casos- que se trate de un viaje de mínimo tres meses. Para eso, es necesario optimizar -aún más- el volumen que ocupará, tanto el alimento para los astronautas como el almacenamiento de datos, además de mejorar la calidad y resistencia los trajes espaciales. Todos estos elementos involucran a varias disciplinas, como la Medicina, Ingeniería, Química, Física, etc. Como los vuelos necesitan ser lo más breve posible, se estima que, como impacto, al desarrollar nueva tecnología, los viajes domésticos entre ciudades en la Tierra también serán optimizados.
Así, una “simple y borrosa” imagen de algo que aún no entendemos muy bien, o la planificación de un viaje con fines científicos -ya sea a la Luna o Marte-, son sucesos que están vinculados, de alguna u otra manera, a nuestra vida diaria. Se espera que al seguir avanzando en la tecnología y las técnicas de observación astronómica podremos obtener no solo fotos más nítidas para corroborar nuestras hipótesis, sino también acercarnos hacia nuevos descubrimientos que harán un poquito más simple nuestra vida cotidiana.