Todo el mundo tiene una opinión sobre Yoko Ono. Las que más se oyen son que ella fue quien destruyó a los Beatles o que es una gran artista a mérito propio y la historia ha sido injusta con ella. A mí, francamente, la única que me interesa al respecto es la de John Lennon.
Al escuchar Oh Yoko! muchos podrían pensar que dista de otras de sus obras maestras. En esta canción del disco Imagine, Lennon se refiere a la japonesa de una forma que en la melodía podría sonar inocente y hasta un poco simplona, pero que con pocas palabras logra dar a entender cuán importante es ella en su vida.
In the middle of the night / In the middle of the night I call your name / Oh, Yoko. Oh, Yoko / My love will turn you on
In the middle of a bath / In the middle of a bath I call your name / Oh, Yoko. Oh, Yoko / My love will turn you on / My love will turn you on
In the middle of a shave / In the middle of a shave I call your name / Oh, Yoko. Oh, Yoko / My love will turn you on
John Lennon no se da vueltas y de manera directa y honesta describe cómo su mujer está presente constantemente, tanto en su mente como en su cotidianeidad. Además -en una mezcla entre ilusión y seguridad- le advierte que su amor la encenderá, su amor la excitará.
Esta canción me enternece. Es sencilla, pero el lugar que ocupa en una suerte de pedestal es evidente.
In the middle of a dream / In the middle of a dream I call your name / Oh, Yoko. Oh, Yoko / My love will turn you on / My love will turn you on
Yoko Ono fue la musa de varias canciones fundamentales del siglo XX: Woman, I’m Losing You y Jelous Guy son sólo algunas de las que fueron inspiradas por ella. Me pregunto qué se sentirá provocar algo así, ser la razón de verdaderos himnos, más aún si el autor es quizás el personaje más relevante de la historia de la música popular. ¿Cómo se lidia con eso?
In the middle of a cloud / In the middle of a cloud I call your name / Oh, Yoko. Oh, Yoko / My love will turn you on
No me deja de sorprender lo poderosas que pueden ser las consecuencias de enamorarse, ser correspondido y, más aún, las de no serlo. Impacta el movimiento que puede provocar y lo que puede surgir de ello. De hecho, el amor tiene la potencialidad de convertirse en algo transformador para otros; un diccionario, un traductor de emociones y, lo más impresionante, es que en la mayoría de los casos el resultado es causado por una necesidad. Por la urgencia del artista de tener que expresar, de tener que descargar lo que lo abruma. Qué suerte tenemos los otros.
¿Qué pasa cuando esa declaración expone algo tan desesperado como polémico, como el caso de Layla de Eric Clapton a Patty Boyd? ¿Cómo Linda Eastman no se volvió loca después de que Paul McCartney escribiera Maybe I’m Amazed? ¿Habrán sido conscientes de ese enorme poder? Porque eso indudablemente es un poder, un control sobre corazones y mentes prodigiosas, sobre cuerpos deseados por el mundo entero.
¿Cómo en vez de criticar a Yoko Ono el planeta completo no se ha unido para agradecerle? Propongo valorar a todos quienes han sido inspiración de canciones que han cumplido el rol de verdaderos intérpretes para quienes no tenemos ese talento en la expresión o que han sido un consuelo al que aferrarse en el desamor. Sus letras son una compañía conmovedora que permite entender que no se es la única persona que ha vivido ese estado excepcional de incomparable sobrecogimiento.