La pandemia nos ha puesto a prueba en varios sentidos. En la salud, en lo social, en lo laboral, en lo económico y un largo etcétera. Sin embargo, me llamó particularmente la atención un fenómeno que no sólo se dio en la ciudad donde vivo, sino que también a nivel internacional.
Durante la pandemia, en muchos lugares del mundo, sobre todo en grandes ciudades, creció significativamente el interés por visitar parques y áreas naturales. El hecho de tener que estar encerrados en nuestros hogares durante estrictas y en algunas ocasiones largas cuarentenas, hizo que muchas personas extrañáramos el contacto con la naturaleza. De hecho, cuando las cuarentenas empezaron a ceder, hubo un boom de personas yendo a parques, áreas verdes, bosques y cerros.
En Vancouver, el promedio de visitas a parques y áreas protegidas creció un 60% en las dos semanas posteriores a la implementación de medidas de distanciamiento social. Suecia también evidenció un incremento en el número de ciudadanos que visitaron áreas naturales. Otro ejemplo es el caso de Hong Kong, que reportó que sus parques estaban abarrotados. Una situación similar se dio en Sídney, donde las estadísticas indicaron que las visitas a parques y jardines incrementaron significativamente si se compara con el periodo previo a las restricciones impuestas por el Covid-19. Este fenómeno se replicó en Santiago de Chile donde, después de 6 meses de cuarentena, un explosivo boom de personas se lanzaron a los cerros que rodean la ciudad. La base de esta tendencia, de acuerdo con uno de los directores de la fundación World Wild Life, está en que las personas “necesitan ir a los parques como una forma natural de recuperarse luego de meses de haber estado en confinamiento, lo que ayuda a la salud mental y física”.
El impacto de la pandemia en la actividad física, tanto en adultos como niños, ha sido considerable debido a las medidas de confinamiento, el cierre de colegios, gimnasios y otros espacios recreativos. Los riesgos asociados al cese de la actividad física están relacionados con una pobre salud cardiovascular, obesidad, hipertensión y diabetes. Todas estas condiciones son consideradas como de alto riesgo para el Covid-19. Así mismo, la salud mental también se vio afectada por las medidas de aislamiento causando síntomas de estrés, enojo y confusión, entre otros.
Dos informes, uno elaborado por World Health Organisation1 y otro elaborado para Parks Victoria2, demuestran que la exposición a la naturaleza contribuye con la mejora de la salud física y mental de los seres humanos. Por lo tanto, podemos decir que el rol de los parques y demás áreas naturales es de gran valor en momentos como este, en los que nuestro bienestar se ha visto afectado en todos los sentidos.
Los beneficios de los parques y áreas naturales son muchísimos. No sólo porque ayudan a la conservación de la flora y fauna que en ellos podemos encontrar, sino porque también proporcionan bienestar físico, mental y espiritual a sus visitantes. Según los informes mencionados anteriormente, algunos de estos beneficios son:
- Reducción de las hormonas del estrés
- Reducción del nivel de ansiedad y depresión
- Disminución del ritmo cardíaco
- Mejor estado de ánimo
- Aumento de la función cognitiva
- Mejora en calidad del sueño
- Potencia el sistema inmunológico
- Potencia la fuerza músculo esquelética
- Proporciona una sensación de paz y tranquilidad
- Refuerza las relaciones sociales
De hecho, el sector de la salud reconoce la importancia de los parques y áreas protegidas y cada vez está poniendo más atención en la relación entre éstos, salud humana y bienestar. Por ejemplo, en la ciudad de Victoria, en Australia, se realizó un congreso sobre áreas protegidas donde se expuso sobre la importancia de los parques y otros espacios naturales como lugares donde el contacto con la naturaleza y la actividad física ayuda a tener menos enfermedades físicas y mentales. En este congreso se fijó la meta 10 20 30, con el objetivo de que cada habitante de esta ciudad tenga un parque a no más de 10 minutos de distancia para el año 2030. Es más, se ha estudiado cómo las áreas protegidas tienen un valor económico ya que pueden generar un ahorro en salud en general y específicamente en salud mental3.
Otro ejemplo de cómo cada vez se reconoce más la contribución de las áreas verdes a la salud es el de los Baños de Bosque. Esta práctica centenaria -que partió en Japón, pero que cada vez tiene más adeptos en Occidente-, es también conocida como Shinrin Yoku y tiene que ver con un acercamiento muy respetuoso y consciente a la naturaleza. También ha tenido muy buenos resultados con la mejora de la salud mental de las personas que lo han practicado.
Antes de la pandemia tuve la suerte de visitar y recorrer Yosemite y quedé fascinada con la belleza del lugar. Yosemite es uno de los Parques Nacionales más famosos del mundo ubicado en California, EE.UU. y reconocido por sus árboles secoya gigantes que han vivido más de tres mil años, entre muchas otras maravillas naturales que pueden encontrarse en la reserva. John Muir, uno de los naturalistas propulsores de la iniciativa que convirtió a Yosemite en un Parque Nacional a principios del s.XX, resumió en una frase la conexión entre las personas y los espacios naturales:
Al reflexionar sobre la importancia que en el día a día le damos a la naturaleza, sus parques, bosques, playas, áreas protegidas y la fauna que habita en ellos, teniendo en cuenta todos los beneficios que nos entrega, es casi natural darnos cuenta que todos estos espacios han tenido un rol en la vida de cada uno de nosotros. Muir tenía razón. Probablemente no hemos necesitado de todos ellos, ni a la misma vez, pero sí, en algún momento y, quizás en los más difíciles, hemos recurrido a la naturaleza para confortarnos. Así como es natural percibir el vínculo que tenemos con ella, es también natural darnos cuenta de que debiésemos esforzarnos todavía un poco más por respetar, cuidar y conservar la naturaleza que nos rodea en todas sus formas.
No importa si se trata de las plantas del balcón, los insectos y animales que nos encontramos en nuestro día a día. Los árboles de la vereda, la plaza que queda a dos cuadras de casa, las reservas naturales que nos acompañan a pocos kilómetros o los parques nacionales. Personalmente, cada vez me siento más comprometida con el respeto y cuidado de mi entorno. Con el tiempo he tratado de adoptar pequeñas medidas para que mi impacto y el de mi familia sea lo menos dañino posible. Se pueden hacer muchas cosas de forma individual, pero también en comunidad para cuidar de la naturaleza así como ella nos cuida a nosotros.
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1 World Health Organization and Secretariat of the Convention on Biological Diversity (2015) Connecting Global Priorities: Biodiversity and Human Health: a state of knowledge review. Geneva: WHO Library Cataloguing-in-Publication Data
2 Parks Victoria (2015) Healthy Parks Healthy People: the state of the evidence 2015 Prepared for Parks Victoria by Mardie Townsend, Claire Henderson-Wilson, Elyse Warner and Lauren Weiss, School of Health and Social Development, Deakin University
3 Buckley, R., Brough, P., Hague, L., Chauvenet, A., Fleming, C., Roche, E., Sofija,E. and Harris, N. (2019) Economic value of protected areas via visitor mental health. Nature communications, 10 (5005).