El mundo pelea por nuestra atención todo el tiempo, y no nos damos cuenta. Está lleno de estímulos y pasamos de uno a otro sin siquiera notarlo. Es como si el afuera nos quitara cada día un poquito más de nosotros.
La mente es poderosa y, en general, conocemos muy poco de todo su potencial. ¿Sabías, por ejemplo, que donde llevas tu atención llevas tu energía? Es decir, aquello sobre lo que te enfocas es, naturalmente, aquello sobre lo que recaerá tu concentración y tus esfuerzos, permitiendo que se expanda, crezca y evolucione. ¡Imagina el poder de esto!
¿Te has preguntado dónde tienes tu atención? ¿Dónde estuvo tu atención hasta este momento? Corremos todo el día y hacemos miles de cosas a la vez para sentir que tenemos un mínimo de control sobre nuestra rutina. Pero de esa forma estamos sólo viviendo en un modo de supervivencia, en el que lo que prima y lo que nos mueve es el estrés y las hormonas asociadas a un estado de alerta permanente. No somos conscientes de lo que nos pasa, de cómo nos sentimos y mucho menos hacia dónde se fue nuestra atención y, con ella, nuestra energía.
He vivido así mucho tiempo, hasta comenzar a experimentar otras formas de vivir más conscientes, pero sobre todo más reales. Mi llegada al yoga me ayudó mucho en esto. Principalmente a conectar con mi cuerpo, con mis sensaciones. Sentir el cuerpo te devuelve al presente. Y creo que es el presente lo que estamos perdiendo en esta vorágine.Es en esa vorágine donde se nos va la atención y se fuga nuestra energía, porque no estamos viviendo en la realidad.
Es estar en lo que está sucediendo ahora, es experimentar realmente lo que estoy viviendo con todo mi cuerpo y todo mi ser. Algo que suena simple se ha convertido en una misión casi imposible. Lo bueno es que podemos darle la vuelta, reconociéndolo y entrenando nuestro enfoque, llevando nuestra atención y nuestra energía hacia lo que queremos expandir y ver crecer.
Jonh Kat Zinn, el padre del mindfulness en occidente, describe la atención plena “como la conciencia que se despierta a raíz de prestar atención al momento presente de forma intencionada y sin juzgarlo”. Es decir, estar presente con una mente tranquila y ecuánime para poder tener conciencia de lo que realmente está sucediendo. Si estamos ocupados en los miles de pensamientos que pasan por nuestra mente, lo único que experimentamos y creemos es en los miles de cuentos que la mente nos está contando. ¿Dónde va mi atención y mi energía de esa forma? ¿Reconozco lo que estoy creando o alimentando en mi vida?
Mantener la atención en el presente y en lo que estamos haciendo es importante porque nos hace vivir de forma más consciente y más real. Y en el fondo eso es precisamente lo único que existe; el instante. Pero también es importante porque donde pones tu atención, pones tu energía. Haces crecer aquello en lo que te enfocas, aquello a lo que estás prestando atención, aquello a lo que llevas tu mirada.
Joe Dispenza, autor del libro Deja de ser tú, profundiza en la idea de que donde enfocas tu atención, fluye tu energía, explicando que esto lo hacemos todo el tiempo, la mayoría de las veces sin darnos cuenta de lo que estamos creando. Según él, el cuerpo sigue a la mente, y si te levantas y la mente dice ducha, el cuerpo va y lo hace. Lo mismo cuando nos pide un café. Pero la mente sigue a lo conocido y tiende a ser reticente a lo nuevo y desconocido. Y este es un punto realmente importante:
Esta idea me impactó. Y es que no sólo puedo preguntarme qué estoy creando, sino que también tengo el poder para cambiar la realidad si pongo la atención en el instante que estoy viviendo y me atrevo a elegir y a cambiar. Salir de la zona de confort y buscar mi propia transformación.
Vivimos entre dos mundos, un mundo exterior lleno de objetos, personas y lugares; y un mundo interno lleno de pensamientos y sentimientos. ¿Has observado cuánto tiempo le dedicas al celular, la televisión, el trabajo, la familia, los amigos, las noticias? Cuando pones atención en cada uno, estás llevando la energía fuera de ti, lejos de ti, dejando muy poca para tu mundo interno, para crear algo nuevo. Pero sobre todo para sentir y darte cuenta de lo que quieres. De esa forma, vas a seguir creando más de lo mismo en tu vida, sobre todo al no darte permiso para volver a conectar contigo y con lo que verdaderamente necesitas. La mayoría de las veces no tenemos idea de qué es o, si sabemos, lo postergamos.
Dispenza explica que cada objeto, persona y situación conocida en nuestra vida tiene una red neuronal en nuestro cerebro, está mapeado. Cuando estamos viviendo en un estado de estrés permanente o en modo de supervivencia queremos mantener todo bajo control. La atención viaja de una cosa a la otra: objetos, personas, problemas y de esa forma la energía no fluye hacia nosotros, se dispersa y se aleja. Además, cada una de esas personas, objetos y problemas que ya conocemos tienen una emoción ligada a ellos.
Las emociones son energía en movimiento y cuanto más fuerte sea esa emoción, más vamos a llevar la atención hacia aquello que la causa cediendo poder a algo exterior. Necesitamos volver nuestra mirada hacia adentro, necesitamos ir más allá de las asociaciones pasadas. Poder observar lo que nos sucede con cada emoción y entender que no es el mundo externo lo que causa esa emoción, sino que somos nosotros mismos los responsables. Cuando seguimos poniendo la atención en esas cosas, personas y situaciones conocidas es que seguimos alimentándolas con nuestra energía, y eso nos vincula directamente al pasado.
Necesitamos observar la emoción para poder bajar su intensidad y debilitar ese vínculo energético que nos desgasta. ¿Cuánta energía pones en problemas, en las cosas que no te gustan de cada día? Necesitamos presencia plena para poder observar y mirar desde otra perspectiva. Porque si siempre lo ves de la misma forma, seguirá igual.
Tenemos que centrar nuestra atención en nosotros, hacia lo que verdaderamente queremos y necesitamos. Atrevernos a ver, ser valientes para salir de nuestro mundo conocido, de la necesidad de control y redirigir nuestra atención y energía para crear un nuevo futuro. Con atención plena en lo que estoy viviendo ahora, conectando con emociones y pensamientos que me lleven hacia donde quiero ir y no seguir postergando mis ganas de estar mejor por vivir de forma reactiva, sin presencia, sin dejar que la vida nos atraviese y poder disfrutarla.
Permitámonos mirarnos, reconocernos, cambiar y transformarnos con intención de acercarnos a ser quienes verdaderamente somos. Aprendamos a vivir en el ahora para tener capacidad de elegir llevando nuestra energía hacia lo que realmente nos importa y vale la pena. Si queremos ver cambios en el exterior, primero debemos volver la atención hacia nosotros.