Aunque está de más decirlo, los cachorros son seres vivos. Sin embargo, muchas personas los ven como ‘cosas’ que se pueden llevar de manera express.
Que tan rápido como se adoptan, se deberían acoplar a nuestras necesidades y estilo de vida, como si todo esto se tratara de un pantalón que compramos en una tienda. Se da por sentado que esa relación se dará de manera natural. Siguiendo con la analogía de la ropa, es pensar que esa prenda quedará bien y que, en caso de estar un tanto ajustada, hay que adecuarla hasta que cierre. Pero, ¿Qué implica llevar a un cachorro al hogar? ¿Cuándo es momento de tener uno?
Primero, pensar: ¿Para qué lo quiero? ¿Tendré tiempo para darle sus necesidades de especie, como pasear dos veces al día, darle cosas para roer o lamer, hacer actividades de perseguir y destripar? ¿Coincide esto con mi estilo de vida? Algunas veces, sucede que hay personas que quieren perros para tener un poco de compañía o proteger la casa. Sin embargo, los animales no vienen a suplir esas necesidades. Entender esto es el paso número uno, o el “desde”.
Si, con todo, tomaste una decisión desde la conciencia y no desde la moda, es momento de preparar tu hogar:
Primero que todo, trata de no forzar relaciones en casa. Da, al menos una semana, para que los cachorros conozcan el espacio y a todos sus integrantes. Para eso, delimita ciertas áreas donde éste pueda estar, y sobre todo no dejes todo a su alcance, ya que no querrás iniciar tu relación regañándolo todo el tiempo.
La habituación en los perros toma al menos 7 días, los mismos que nos toma a nosotros relajarnos en las vacaciones. Ese tiempo de descanso es vital, entonces úsalo a tu favor y evita llenarlo de estímulos. Si es un cachorro probablemente querrá jugar todo el día y morderá mucho, por tanto, si tienes niños en casa, trata de regular las interacciones nocturnas, ya que son sus horarios de mayor energía.
Esa primera semana trata de estar el mayor tiempo en casa para armar rutinas. No le dejes esa tarea a nadie más. El cachorro no conoce el exterior, entonces es el momento para mostrarle el mundo. Tu mundo.
Finalmente, no le pidas cosas que no sabe. Si lo regañas porque muerde o porque está orinando donde no debe, puede interiorizar las reglas de mala manera. Además, ¿Cómo retarlo si tampoco sabía qué hacer? Informate de la raza o las necesidades que tiene, pero sobre todo sé consciente que es un ser vivo y no el pantalón que querías para la fiesta del viernes y que puedes devolver. Es una historia para toda la vida, y en ti está que sea de amor o una eterna agonía para ambos. ¿Qué vas a decidir?