La soledad del poder

28.11.2022
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Toda persona que ejerce un cargo de poder, en algún momento, se siente sola.

El tener que tomar decisiones respecto a las personas de un equipo o definir qué comunicar sobre una noticia, son resoluciones que se toman en solitario por la naturaleza del cargo de jefatura.

La soledad del poder es conocida, y casi siempre se relaciona con la política. Entonces, ¿qué pasa cuando se trata del líder de una empresa?  

Hoy las organizaciones requieren, en palabras del anteriormente citado profesor Ignacio Fernández, una mentalidad redárquica, es decir, culturas colaborativas: un orden en red y horizontal, donde la figura principal es el equipo, que hace brotar la sabiduría colectiva. ¿Quiere decir que ya no es necesario tener un líder? Por supuesto que no, lo que cambia es su foco, porque en una cultura redárquica, el líder debe entregar objetivos, metas y dirección al equipo. Y para esto, debe tomar decisiones en soledad. Aún cuando tenga directrices corporativas o tenga a personas de confianza, siempre habrá un momento en que tendrá que tomar determinaciones difíciles o enfrentar conversaciones complejas. Todo eso, a solas.

El líder debe enfrentarse a su conciencia. Ya sea en empresas grandes o más pequeñas, en todas hay momentos donde la respuesta sólo la tiene él o ella, por el simple hecho de la posición que ocupa frente a su equipo.

En una ocasión, recuerdo que -con Granada Comunicaciones- nos tocó apoyar a un gerente general de una empresa líder en su industria en la difícil decisión de reducir su equipo de primera línea. Ese proceso no podía comentarlo dentro de la empresa, y lo conversó con nosotras, sus consultoras. Así le dimos el espacio necesario para la reflexión, le hicimos preguntas que no se había hecho y, finalmente, con esas herramientas, tomó la decisión del despido. Fue una resolución correcta, pero dolorosa y que necesitó de mucha claridad mental. 

¿Cómo convivir con la soledad del poder y no morir en el intento?

1. Conócete a ti mismo: toda persona es más completa y feliz si es consciente de sus fortalezas, competencias y debilidades. Es decir, si se conoce a sí misma. En una posición de liderazgo esto es fundamental, ya que, al conocer, reconocer y nombrar las emociones que se pueden prever ciertas situaciones. Por ejemplo, me puedo dar cuenta si estoy actuando por rabia, tristeza o miedo. Al tomar una decisión en soledad, es relevante conocer cómo actúo frente a cada emoción, advertir cuáles son mis reacciones y qué necesito para tomar decisiones con la “cabeza fría”. Es fundamental saber escuchar al corazón y para eso, debemos conocer el idioma en el que nos habla.

2. Pide ayuda: aun cuando se ha humanizado la figura del líder, quedan muchas empresas donde esa posición supone el saberlo todo: salir jugando siempre y tener respuesta a la mayoría de las preguntas. Pero no es así. Un buen líder solicita ayuda, ya que sabe que ese gesto enaltece. Puede que sea el pedido más difícil, pero el que nos hace mejores personas. ¿Pero a quién pedir apoyo si se está solo en el cargo? Primero a nuestros jefes, al directorio y a todo quien está sobre nosotros. Ellos y ellas pueden escuchar dándonos un espacio de confianza. También se puede pedir ayuda externa: a nuestra familia, a un consultor/a, coach o cualquier persona experta en liderazgo y organizaciones. “El arte de saber pedir es una de las competencias claves en el desempeño de las organizaciones”, plantea el sociologo Rafael Echavarría.

3. Haz equipo con tus pares: Un buen equipo directivo es aquel que conversa con transparencia, se corrige en privado y se felicita en público. En nuestro país, he visto que en muchos equipos de gerentes existe el pelambre. No podemos ser un equipo y tener confianza para pedir ayuda, si es que tenemos conversaciones privadas distintas a las que tenemos públicamente.

4. Formación constante: no hay buenos líderes que se sientan “graduados” como tal. Es decir, todos aquellos que son destacados en sus áreas, son eternos aprendices. Para tomar decisiones en soledad se necesita seguridad y el entrenar habilidades, leer y estudiar sobre liderazgo y gestión de equipos. Eso da esa seguridad para tomar decisiones difíciles.

Escrito por

Cientista política de la Pontificia Universidad Católica de Chile y coach ontológico certificado. Ha trabajado en instituciones, como el Ministerio de Educación y la Fundación Integra, y actualmente es gerente general de la agencia Granada Comunicaciones.

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