La Real Academia Española define el verbo “infatuar” como ‘Poner(se) fatuo o engreído’: «Nos ha subido a viajar con él sólo para tener ante quién infatuarse, porque se ha puesto como un pavo hinchado de orgullo».
La RAE además hace la siguiente aclaración: Debe evitarse en español el uso de sus derivados infatuado e infatuación como sinónimos de encaprichado y encaprichamiento, calcos censurables del inglés infatuated o infatuation: «Estaba seguro de que el señor había descubierto su infatuación con la famosa Carmelina» (Vega Crónicas [P. Rico 1991]); debió decirse su encaprichamiento.
Sin autoridad y desafiando desvergonzadamente al regulador lingüístico, quiero plantear que para mí ni siquiera debe evitarse, ya que la acepción de “encaprichamiento” no le hace justicia traducción a infatuation. Creo que no alcanza. Su uso en inglés manifiesta mayor deseo, más pasión. Así que para este texto me tomaré la libertad de hablar de “infatuación” como se usa en inglés.
Y es que es igual o más irracional, además de tener exceso de pasión, ese ingrediente que separa lo romántico de otro tipo de vínculo, pero que en este caso tiene un componente que roza lo obsesivo con un objetivo en particular, al que se dirige con una puntería más que precisa.
Esta infatuación es uno de esos disparadores ardientes, incontrolables para todo tipo de artistas en cualquier disciplina. En la música se pueden encontrar cientos de ejemplos, canciones de espíritu vehemente, ansioso y con una especie de mareo confuso, característica habitual de ese estado imprudente. Para mí, un ejemplo muy claro es Do I Wanna Know? de Arctic Monkeys.
Have you no idea that you’re in deep? / I’ve dreamt about you nearly every night this week / How many secrets can you keep? / ‘Cause there’s this tune I found / That makes me think of you somehow / And I play it on repeat / Until I fall asleep
La letra, el ritmo, la guitarra y la voz de Alex Turner transmiten esa impaciencia desesperada, excitada y casi dolorosa que tiene un componente importante de incertidumbre, lo que lo hace aún más exasperante. Porque el misterio, el no tener ninguna seguridad, lo vuelve un obstinado amante en potencia y energiza y fortalece su convicción.
I’m sorry to interrupt, it’s just I’m constantly on the cusp / Of trying to kiss you / I don’t know if you feel the same as I do
Es un estado de desvarío absurdo por su fijación, porque es como usar gríngolas; esas anteojeras que se les ponen a los caballos para quitarles la visión lateral, lo que les hace perder su libertad de acción, coartando su movimiento. De alguna manera, es perder la independencia.
Crawling back to you / Ever thought of calling when you’ve had a few? / ‘Cause I always do / Maybe I’m too busy being yours to fall for somebody new
El amor es algo distinto, no es un antojo urgente. No quita libertad ni tampoco es un deseo de posesión. La infatuación engaña presentándose como algo que puede parecerse al amor, a pesar de ser su opuesto. Y es que amar es lo contrario; es elegir sin necesitar.
Ever thought of calling, darling? / (Do I wanna know?) / Do you want me crawling back to you?