El rencor es uno de los atributos que más me desagradan. Por otra parte, algunas de las cualidades que más admiro son la curiosidad y el ingenio, tal vez por eso me parece tan fantástica You’re So Vain.
Carly Simon tenía 27 años cuando lanzó la que quizás es su canción más conocida, en noviembre de 1972. En ella la cantante le habla a una ex pareja a la que -a mi parecer, con mucha elegancia- deja como un verdadero pelotudo, pero lo hace con tanta gracia que cae bien y no suena en ningún caso como una persona rencorosa sino como alguien que con distancia y agudeza narra su experiencia.
Revanchas como esta me causan simpatía porque no son venganzas, sencillamente son los descargos que un artista no puede evitar. Hoy probablemente el ejemplo más famoso es Taylor Swift, quien de manera muy inteligente ha sido capaz de retratar en varias ocasiones algo similar; de hecho, luego de una presentación en conjunto, Swift declaró que Carly Simon le había contado un secreto que no ha sido revelado en un 100%, uno de los misterios más intrigantes de la música pop: a quién está dedicada You’re So Vain, un guiño cómplice que además confirma la bendición de un ícono a una de las figuras más relevantes de la música actual.
You walked into the party like you were walking onto a yacht
La vanidad es una expresión de la soberbia, uno de los siete pecados capitales. Es verse a uno mismo donde se debería ver al otro, como Narciso en el mito griego.
Vanidad es no pensar en las consecuencias de los actos porque se está demasiado ocupado mirando al espejo, la prioridad absoluta de este tipo de seres encantadores, encandilantes, que fácilmente pueden desinflarse al ojo ajeno cuando se devela la verdad; porque pocas cosas pueden ser menos atractivas que la autorreferencia y más caricaturescas que una pose descubierta.
La decepción que se puede sentir al comprender que la altura y el drama son efectivamente una exhibición teatral puede en un principio afectar, pero luego todo decanta, el show pasa a ser divertido y en el regreso a la lucidez dan ganas hasta de aplaudir al actor por su sentida performance, que la mayoría de las veces es inconsciente. Y nunca, jamás, hay que esperar una reverencia por parte de la estrella.
You had one eye in the mirror, as you watched yourself gavotte / And all the girls dreamed that they’d be your partner / And you’re so vain / You probably think this song is about you
Antes pensaba que la soberbia podía ligarse a la inseguridad, que por temas de autoestima, traumas o falta de argumentos una persona usaba ese disfraz intentando llevar su padecimiento. Debe haber algo de eso, pero el paso del tiempo habitualmente inyecta humildad, por eso me sorprende cuando veo ejemplos que me demuestran que aquello no es infalible.
I was still quite naive / Well you said that we made such a pretty pair
Carly Simon ha dicho que You’re So Vain está inspirada no en uno, sino en tres hombres. Pasaron décadas y fue recién en 2015 cuando confirmó que uno de ellos era el playboy hollywoodense por antonomasia, Warren Beatty, quien había declarado años antes: “Seamos honestos, esa canción es sobre mí”. Llego a escuchar la carcajada que debe haber lanzado Simon después de oír eso, porque lo que en un principio fascinó puede convertirse en algo irrisorio y hasta tierno en su absurdo.
Da para pensar. Quizás lo que hay que hacer es sólo disfrutar y no perderse el espectáculo.
You’re so vain (you’re so vain) / I bet you think this song is about you / Don’t you don’t you?