Coleccionar es un acto de memoria. También es un acto de identidad.
Decidir tener una colección permite desarrollar una mirada propia. Un estilo. Es una oportunidad para construir algo nuevo a partir del ejercicio de seleccionar y combinar según lo que uno quiera, sin la necesidad de seguir un mandato o una forma determinada de hacer las cosas. Porque se puede coleccionar de todo; no hay reglas.
En un mundo que privilegia lo inmediato, a veces se nos olvida mirarnos a través de los objetos que permanecen, y que cargan con historias y afectos. Los objetos del pasado muchas veces definen quiénes fuimos, pero, ¿qué pasa con los nuevos objetos? Las cosas que nos rodean nos acompañan en el tiempo y también nos permiten actualizarnos. Nuestra propuesta es un ejercicio nostálgico, pero a la vez actual; queremos mirar el pasado para poner en valor la creación contemporánea.
Esta es una instancia de conexión en torno al amor por las cosas y los detalles que marcan la diferencia. Una selección de objetos, muebles y comida pensada y producida por personas que trabajan con preocupación y cariño. Nos interesa construir una comunidad en torno a los oficios y a los objetos. Los del pasado y los del presente. Queremos contribuir al desarrollo de las industrias creativas locales, porque vemos a nuestro alrededor una generación que, a través de nuevas técnicas y lenguajes, es capaz de ampliar la mirada respecto a lo que fuimos e imaginar otras posibilidades acerca de lo que podemos ser.