La importancia del ahorro

30.05.2022
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Todos sabemos que el hábito de ahorro es algo necesario que nos tratan de inculcar desde pequeños, pero muy pocos logramos adquirirlo y mantenerlo.

Y lo curioso es que tenemos claro cuáles son las consecuencias de no hacerlo: si tienes un gasto imprevisto no lo puedes cubrir, no tienes cómo invertir, tu dinero pierde poder adquisitivo con el tiempo y no te estás preparando para tu futuro económico. Entonces, ¿Por qué será que se nos hace tan difícil adquirir este hábito? 

Mi primer estrellón por no ahorrar fue cuando estaba haciendo mi maestría en el exterior y en la mitad del programa me quedé sin ahorros para seguir pagando mis gastos. Cuando llegó el momento de renovar el contrato de arriendo en uno de los edificios de la universidad, mi esposo me dijo que teníamos que buscar otro lugar para vivir porque solo nos quedaba dinero para un mes más. No podía creer que no me hubiera dado cuenta y que ni siquiera hubiéramos hecho los cálculos de cuánto teníamos para vivir. Así que después de eso, nos tocó pasarnos a un dormitorio y pedir un crédito para poder terminar de pagar nuestro costo de vida. 

Cuando regresamos a Colombia, tampoco adquirimos de inmediato la disciplina de ahorrar. Si bien sabíamos que debíamos hacerlo, estábamos tranquilos con que fuera una acción esporádica, como cuando nos entraba un bono en el trabajo, y no un hábito consciente. Luego se vino la pandemia, y con ella hubo muchos despidos masivos en las empresas donde trabajamos que nos pusieron a pensar qué pasaría si nos quedábamos sin trabajo. Con un hijo de un año y medio y otro en camino, si nos sacaban del trabajo teníamos que seguir pagando los pañales, la leche, el arriendo. Porque aún cuando los ingresos se acaban, los gastos se mantienen. Afortunadamente, tuvimos la oportunidad de continuar sin ajustes salariales, pero decidimos estudiar sobre el tema del ahorro para entender por qué nos quedaba tan difícil pensar a futuro.  

Leímos libros, asistimos a conferencias y compramos cursos para entender cómo podíamos empezar a ahorrar y a organizarnos financieramente. Los primeros libros que leímos sobre el tema nos ayudaron a desarrollar una mentalidad distinta sobre el dinero y nos enseñaron sobre fundamentos de inversión: Padre Rico, Padre Pobre, de Robert Kiyosaki; Secretos de la mente millonaria, de T Harv Ecker; Dinero domina el juego, de Tony Robbins; y Conéctate con el dinero,  de Jürgen Klaric. Estudiando entendimos que una de las razones por las que nos queda tan difícil ahorrar tiene que ver con nuestra naturaleza humana.

Porque estamos programados para sacrificar el beneficio de largo plazo por el placer de corto plazo. Y no solo pasa con el tema del dinero. 

Si nos ponemos a pensar, ¿por qué nos cuesta tanto alimentarnos sanamente y cuidar nuestra salud? Preferimos sentir el placer de comer un helado, una galleta o una hamburguesa ahora, en vez de comernos la ensalada y hacer actividad física para tener una mejor salud más adelante. Nos cuesta hacer sacrificios por un futuro que no vemos tangible. Cuando entendimos eso, desarrollamos cinco estrategias que nos ayudaron a cumplir con nuestras metas de ahorro:

1. Ahorra siempre con un objetivo en mente. Lo primero que debes hacer antes de ahorrar es tu presupuesto de ingresos y gastos. Así como las empresas hacen sus presupuestos anuales, tú debes hacer el de la empresa más importante: tu hogar. Con esto puedes ponerte metas que quieras cumplir a futuro con ese ahorro. Por ejemplo, si quieres hacer un viaje con tu familia a final de año, para ese viaje debes determinar el monto que necesitas ahorrar y ponerte una meta mensual para cumplirlo. ¿Qué es lo que hace la mayoría de las personas? Hacen el viaje y se apalancan de las tarjetas de crédito para pagarlo después, ahogando así sus finanzas personales. 

¿Por qué es tan importante determinar los objetivos? Por dos razones principales: la primera, que nos pasó a nosotros y le pasa a muchos cuando no tienen objetivos en mente, es que cumplir con el ahorro se vuelve muy difícil. Empiezas a darte meses de “espera” buscando compensar más adelante y no terminas generando el hábito. La segunda: no hay peor inversión que tener tu dinero parqueado en una cuenta de ahorro, debajo del colchón o en productos financieros que no te rentan ni la inflación. En cambio, si estás ahorrando con un objetivo en mente, sabes qué hacer con ese dinero que vas ahorrando mientras llegas a tu meta de ahorro total. 

Volvamos al ejemplo del viaje. Si estamos en febrero y quieres viajar en diciembre, puedes poner tu ahorro en una cuenta de ahorros o en un producto financiero muy conservador que no tenga penalidad de retiro cuando necesites el dinero en diez meses más. Si estás ahorrando para un plazo de más de 20 años, puedes buscar un portafolio de inversión algo más agresivo con ese ahorro que te permita llegar a tu meta más rápido. 

2. Determina el porcentaje de tus ingresos que vas a ahorrar. Después de determinar tus objetivos de ahorro puedes fijar un porcentaje que vas a ahorrar mensualmente. ¿De cuánto debe ser este ahorro? Depende. Nosotros empezamos con el 10% de nuestros ingresos, porque podíamos cubrir nuestros gastos esenciales con el resto. No importa si los primeros meses o años ahorras poco dinero, lo importante es generar el hábito. Que todos los meses, sin falta, estés llenando esas casillas para cumplir con tus metas a largo plazo. Cada vez que tenemos un aumento de ingreso en la familia, lo primero que hacemos es aumentar ese porcentaje fijo de ahorro mensual antes de aumentar los gastos de la casa.

3. Págate a ti primero. Este es tal vez el hábito que más nos funcionó para volver el ahorro una realidad. Antes de gastar, ahorramos. Apenas entran nuestros ingresos, sacamos ese porcentaje que definimos de ahorro y no lo tocamos. Todos los gastos se cubren con lo que quedó. Recuerda: ahorra primero, luego gasta. 

4. Independiza las cuentas de banco. A veces es difícil mantener este hábito si tenemos las cuentas mezcladas. Por eso, nosotros abrimos una cuenta para los ahorros y una cuenta para los gastos, ya que de esta manera evitamos gastar lo que no debemos. Dentro de la nuestra, tenemos el de las vacaciones, el de nuestro fondo de emergencia, el fondo de inversión y el fondo de estudios de nuestros hijos.

5. Programa un ahorro automático. Este es el truco más necesario para garantizar el ahorro. No dejes que el hábito dependa solo de ti, automatiza tu cuenta en el banco para que el día que te entren tus ingresos, automáticamente se descuente el valor que determinaste para ahorrar y se pase a una cuenta distinta. Así vences la tentación de destinar ese dinero para otros gastos. 

Nosotros seguimos estas estrategias y hemos transformado nuestro manejo financiero en 180 grados. Generamos el hábito de ahorro y logramos mantenerlo mes a mes. Gracias a esto, somos conscientes en qué estamos gastando nuestro dinero y siempre estamos buscando oportunidades de reducción de gastos y mayor ahorro. Además, hemos logrado organizarnos como familia y cada uno tiene una responsabilidad distinta: yo pago el arriendo y la comida y mi esposo paga el seguro médico, el colegio y otros gastos. Lo que más agradezco de este proceso es que los dos estamos trabajando en conjunto hacia un mismo objetivo. Los dos sabemos a dónde queremos llegar y compartimos la forma de hacerlo.

Escrito por

Ingeniera Industrial, tiene un Magíster en Administración de Negocios (MBA) del MIT. Es cofundadora de Mis Propias Finanzas una plataforma web dedicada a compartir información sobre finanzas personales y a educar acerca del mundo financiero.

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