Como tutores de mascotas -según la Organización Mundial de Sanidad Animal-, debemos suplir algunas necesidades básicas de nuestros animales en el día a día: la libertad de comer y tomar agua, el asegurar la ausencia de dolor e incomodidad, el proporcionarles una zona segura para vivir y el permitirles la expresión de conductas naturales como roer, lamer, destripar, perseguir, olfatear, entre otras.
Cumplir estas necesidades requiere dedicar tiempo y esfuerzo, sin embargo, eso no significa que tengamos que caer en la permisividad absoluta con nuestras mascotas. Y con esto, me refiero a la excesiva libertad en el momento de los paseos. ¿Cuántas veces nos hemos sentido culpables por no tener tiempo suficiente para dedicarles este espacio? ¿O nos han tildado de irresponsables al no hacerlo todos los días? Con ese gusto amargo, muchas veces los sacamos y para entregarles esa anhelada libertad, los dejamos sin correa en el parque. ¿Les ha pasado? ¿Lo han visto?
Y es que, sin duda, con esta mala práctica estamos molestando al de al lado. Quizás, existe un perro que está entrenando su reactividad y puede que su proceso se retrase si ve a otro cerca suyo. O que haya niños en la plaza y que al acercarse al perro, éste reaccione de una forma inesperada. Aunque suponemos que algo así no debería pasar, pocas veces tenemos esa certeza.
Si pensamos en la Ley de Tenencia Responsable de Chile, la 21.020 o más conocida como “Ley Cholito”, ésta nos invita y obliga a llevar a cabo ciertas obligaciones al momento de comprar o adoptar un animal, como:
- Inscribirlo en el Registro Nacional de Mascotas mediante la postura de un chip.
- Responsabilizarse de su alimentación y manejo sanitario.
- Responder civilmente ante posibles daños que cause en el entorno.
Además, esta normativa señala que si un perro registrado muerde y/o ataca a una persona o a otro animal, el propietario o tutor legal se expondrán a multas que van desde los 51 mil hasta 1 millón y medio de pesos chilenos.
Es decir, estamos llamados a tomar conciencia de la responsabilidad que tenemos con nuestras mascotas, y no solo desde lo afectivo, sino también desde lo práctico y legal.
En términos prácticos, esto implica que los tutores deben recoger su fecas, llevarlos SIEMPRE amarrados a una correa o ponerles bozal si fuera necesario.
Y tú ¿Cómo te haces partícipe de esto con tu mascota? ¿Qué cambiarías de estas obligaciones?